domingo, 5 de abril de 2015

"EL ORO DEL TENDERO" (POEMA DE LA OBRA SENTIMIENTOS REGISTRADO EN MÉXICO).



EL ORO DEL TENDERO[1].


En Tlalpujahua,
Había en la época de la Revolución,
Un tendero que trabajaba de sol a sol.



En esos años,
Las tiendas eran las cantinas del pueblo,
Allí se reunían los hombres para tomar tequila en las tardes.



Muchas historias escuchó en muchos años,
Sin hablar, ponía atención de los sucesos narrados,
Unos reales, otros fantásticos.



Así escucho miles de relatos,
Sobre tesoros escondidos desde la colonia,
Sobre los gases que produce el oro son venenosos.



La gente del pueblo decía,
Que los tesoros se convierten en cenizas,
Cuando son encontrados por quien no le corresponde.


Un día escuchó,
Que a las afueras del pueblo,
Un hombre encontró una olla llena de cenizas.


Que ese hombre,
Loco había quedado por los gases,
Que él había recibió al destapar ese recipiente de barro.


Que en el campo,
Quedó tirada la ceniza,
Que estaba esparcida entre los maizales.


Así,
Fue al lugar a ver el suceso,
A ver que de lo cierto de lo contado por la gente.



Encontró la ceniza esparcida,
La olla rota por los golpes de la pala que la descubrió,
Y un hombre gritando de locura:


… El oro se convirtió en polvo …”.


Sin más,
El tendero recogió la ceniza,
La llevó a su negocio en donde oculta la tuvo.


Los días pasaron,
La ceniza continúo siendo ceniza,
Pensó que era mentira lo que el demente gritaba.


Pretendió tirar la ceniza,
Pero decidió guardarla en una garrafa gigante de tequila,
En la que se distribuía ese preciado líquido en esa época revolucionaria.


Dijo: “… algún día vendrá el dueño del tesoro …”.


Así,
Dejó la botella en una esquina de la tienda,
Pasaron años, su cabello se cubrió de canas.


Un día,
Cuando viejo ya era,
Llegó a tomar tequila un hombre ebrio quien preguntó:


“… oiga asted,
Cómo le hizo para meter esas monedas de oro en esa botella,
Pues la boquilla es muy angosta …”.


El tendero exclamó:
… Por fin ha llegado el dueño del oro,
Haber repítame lo que ha dicho …”.


“… Sí,
¿Cómo le hizo para meter ese oro que está en esa botella?
Eso es muy difícil …”.



Así el comerciante convenció al hombre ebrio,
Qué él debía sacar el oro insertado en la botella.
Que se tendrían que repartir las monedas en partes iguales.


El hombre,
Procedió a romper la botella,
Y procedió a sacar el oro que en ella se encontraba.



Para luego repartir,
Las monedad como se había acordado,
En partes iguales.


Así,
La moraleja del pueblo de México,
Consiste en:


“… Que donde alguien ve cenizas para otros puede haber oro …”.



Lázaro Raúl Rojas Cárdenas.
Julio de 2013.




[1] Con afecto para los pueblos mazahuas de los Estados de Michoacán y del Estado de México.

NOTA: La redacción es del autor, la historia es del pueblo de México y las imágenes fueron tomadas prestadas de diversas páginas electrónicas, solo para su lectura en internet..

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