viernes, 27 de febrero de 2015

"EL ÚLTIMO DÍA"

 
EL ÚLTIMO DÍA. 
 
El último día de mi vida,
Quisiera que fuese soleado,
Ver las nubes viajeras en el alto cielo,
Y los rayos de su luz perpetua,
Que penetren en el horizonte escarpado.

 
Ver la bóveda celeste en azul turquesa,
Las aves volando en trinos inmortales,
En vientos que remuevan los cabellos,
Que lleguen a la frente enfriando la mente,
Para esperar tranquilo al Señor.

 
 


En un día reluciente,
Elevar el vuelo en las alturas,
Ver el océano en lo alto,
Y al pescador caminando en las arenas blancas,
Arrojando a los hombres sus redes escritas.



 Ver los campos verdes,
Sembrados de trigo, arroz y maizales,
De plantas de vid, cañas y agave,
Mirar el cuerpo y la sangre del creador,
Para calmar la sed y el hambre de sus hijos.

 
 Sentir la escarcha de lluvia en el semblante,
Observa las gotas que caen desde las nubes,
Regando a la madre tierra,
Para formar los afluentes de los mares,
Que es la vida corriendo en el cuerpo mismo.

 
Ver en la lejanía,
Los paisajes más hermosos de la naturaleza,
Las obras más grandes del hombre,
El mar profundo,
El cielo que ahora se mezcla en tinte purpura.
 
Elevar mi alma al viento,
En auras cristalinas del alto cielo,
Resplandeciendo con la luz eterna,
Esperando la tranquilidad de los tiempos,
En aromas de incienso.
 


El último día de mi vida,
Quiero que fuese tranquilo,
Para esperar en el camino,
Al hombre de túnica blanca y de sandalias de palma,
Para que dicte en nubes iluminadas,
 
 


“… La sentencia de mi vida. …


 
 
 
Lázaro Raúl Rojas Cárdenas.


27 de enero de 2013.

 



(Poema de la obra intitulada sentimiento, registrada en México, ilustrado con imágenes de Bariloche, Argentina; tomadas de la página electrónica de la señorita Myriam Santana).
 
 

lunes, 23 de febrero de 2015

GOLONDRINA


 

 

GOLONDRINA[1].

 
Hoy que me he puesto a pensar,
al recordar,
en las miradas tiernas de la niña,
su cabello negro,
su carita delgada,
de joven calandria,
y su nariz respingada de golondrina.

 
Solía mirarle,
el lunar de su mejilla,
solía implorarle y contemplarle,
los cálidos pétalos,
de purpúreo clavel,
que brotaban,
de su inquieta boca;
solía implorarle,
sus cristalinos ojos,
de tinte azabache.
 

De una fina figura,
de una risa,
que alegraba mi vida,
y de lejos,
yo le miraba,
cuando al dar,
sus pequeños pasos caminaba,
ceñiéndole la mano,
a la mujer,
que le regaló el alma.

 
Y así,
yo le miraba,
y sus inquietas gracias,
me cautivaban,
y un día,
como golondrina,
extendió sus brazos,
le mire en el cielo,
y se alejó,

 
"De mi vida".

  

Lázaro Raúl Rojas Cárdenas.

14 de marzo de 1991.

 


 




[1] Poema escrito para ...... compañera de primaria.
 

domingo, 15 de febrero de 2015

"EL ESTADO DE CHIAPAS"


 

EL ESTADO DE CHIAPAS[1].

 


De antemano acepto,
Que no me he dado la oportunidad,
De conocer todas las bellezas de la tierra mía,
Lo cual me apena profundamente en el alma misma.

 

 

Pues acaso,
Son los extranjeros errantes,
Quienes aprecian nuestras bellezas,
En ocasiones más que los propios mexicanos.

 

 

Pero,
De los lugares hermosos,
Que mi Dios me ha permitido conocer,
Es el paradisiaco y admirable “… Estado de Chiapas . ...”.

 

 

El bello paisaje,
Del Cañón del Sumidero,
Es un espectáculo indescriptible,
Desde lo alto y desde la base de sus montes tallados.

 

 

Es por ello,
Que escribo a esa tierra,
Pues en las laderas del gran Cañón,
Se abren las alas del águila real que se dispone a volar,

 

 

“… Y así en los aires,
Al levantar el vuelo me llevará a conocer a su bella tierra,
Tal vez por ello es que esas alas abiertas al viento,
Es su escudo estatal es …”.

 

 

Así,
Para deleitarme desde los altos cielos,
De grandes paisajes naturales,
Y de majestuosos monumentos construidos por el hombre mismo.

 

 

En la costa istmeña,
El amanecer en los manglares,
Es la tranquilidad del alma misma,
En olas que se rompen en arenas claras.

 

 

Son tus mares Chiapas,
Que penetran quietamente en los pantanos,
Con el cántico de miles de aves blancas y rosadas,
Con el deslizar del cocodrilo en las aguas turbias.

 

 

En el Soconusco,
El aroma penetrante del café,
Que se mezcla con la vegetación exuberante de la sierra,
En los montes verdes en que yace la hacienda de Santo Domingo.

 

 

En los altos de Chiapas,
Las ciudades de gran cultura,
Con sus imponentes estructuras coloniales.
San Cristóbal de las Casas, Comitán y Chiapa de Corzo”.
 
 
 
"Y la tierra de los chamulas"

 

 

Espejos de verde jade,
Son los lagos de Monte Bello ocultos entre los bosques,
Ante majestuosos ahuehuetes que se mezclan en los cielos,
Que se reflejan en sus aguas cristalinas.

 

 

Tus cascadas,
Enmudecen a mi alma,
Agua Azul, el Chiflón, y Misol Ha y las nubes,
Y el espíritu se estremece con la brisa de sus aguas.

 

 

Orgullosamente zonas indígenas,
Culturas ancestrales que se mantienen vivas,
Lacandones, tejolobanes, choles, tzeltales, tzotziles,
jocoltecos, kanjubales, mamés, mochos, zoques y motocintlecos.

 

 

Los grandes paisajes,
El puente Chiapas y el cerro de tres picos,
Los Lagos de Colón y el Zócalo de las cotorras,
Las selvas lacandona, de la sepultura y del triunfo.

 

 

Imponentes son tus ríos,
El Usumacinta y el Grijalva,
Las preas de Malpaso, la Angostura y del Chicoasén,
Palenque, Bonampak, Yaxchilan, Toniná, Izapa e Iglesia Vieja.

 

 

Lugar de tierras selváticas,
En los que aún se puede ver,
El jaguar, el mono araña, el tepescuincle y el jabalí,
La víbora de cascabel, la nauyaca, el cocodrilo y el escorpión.

 

 

En tu gastronomía,
El cochito en los altos,
El pescado y los mariscos frescos en la costa,
Y las tortillas de maíz y frijoles negros en los pueblos tradicionales.

 

 

Tierra de grandes juristas,
De inmortales poetas y cantantes,
De grandes artesanos, orfebres y pintores,
Pero sobre todo el carácter aguerrido:
 
 
De tus campesinos y ganaderos.


Así,
Las alas del águila real,
Que ha zarpado de las laderas del Cañón del Sumidero,
Me han llevado a recorres tus tierras en aires cristalinos,
En aromas de café, ocote y de azahares.

 

 

Tierra bendita de la naturaleza”,
“Que gracias a Dos es de México"
“No dejes de conocerla”,
Y sobre todo,
 

 … Déjala intacta por siempre …”.

 

Como parte que es de la madre naturaleza”.
"Orgullo de los mexicanos". ...
 


 


Lázaro Raúl Rojas Cárdenas.

Junio de 2013.



[1] A mis hijos por su ascendencia chiapaneca ismeña, con quienes he conocido su tierra.
 

sábado, 14 de febrero de 2015

EL ACANTILADO


 

 

EL ACANTILADO.

 

Debo recordar,
Que en la tradición oral,
De la familia de la madre mía,
Se dice que tenemos ascendencia michoacana.

 
 

Por eso,
Ahora resalto un gran paisaje,
De la hermosa tierra de la Mariposa Monarca,
Que se encuentra en la costa donde se revientan sus mares.

 
 
De gran belleza,
Que impresiona al alma misma,
Obra increíble de la madre naturaleza,
Es el imponente acantilado de MARUATA”.
 
 
Allí,
Del cielo a la mar,
Sólo hay un paso que dar,
Pues su caída es escarpada.


En lo alto,
Desde el monte,
Puedes mirar al océano,
Y a las incansables olas viajeras.

 

Pero,
Aun cuando lejos,
Se escucha cómo rompen las olas,
Al golpear las piedras que en los montes yacen.

 

En la parte más alta,
De ese gran acantilado,
Sientes el viento frio de la sierra,
Y miras el calor de la costa purépecha.

 
 
 
Puedes ver de cerca,
A las blancas gaviotas viajeras,
Y de lejos a los pelícanos en caída libre,
Que pescan incansables en aquellas aguas azules.

 
Los vientos,
Mueven tus cabellos,
Y las olas de espuma blanca,
Alegran tu existencia al mirar el vaivén de la mar.


Es un espectáculo,
Que ha impresionado el alma mía,
Como uno de los más grandes paisajes,
Que mi Dios me ha permitido conocer con alegría.

 
En aquélla,
La hermosa tierra,
De la Mariposa Monarca,
Y de los palacios de la cantera rosada.
 
 
 

 
Lázaro Raúl Rojas Cárdenas.
Junio de 2013.
(Poema de la obra sentimientos registrado en México; el poema
es del autor, pero las fotos son de diversa páginas electrónicas que resaltan la belleza de la tierra michoacana: "Maruata", "Janitzio", Zinzunzan", "Mariposa Monarca", "Morelia".